Cuando en 2011 se firmó el Pacto por el Euro, se impuso una política salvaje consistente en la reducción del déficit presupuestario por debajo del 3%, una reforma laboral con drástica reducción salarial, la reforma del sistema de pensiones que estimulara la contratación de planes de pensiones privados y una reforma del sistema financiero que permitiera salvar las las entidades quebradas con el dinero de todos, sin exigir responsabilidades a los especuladores.
[...]
Nos repiten que estas medidas son necesarias para salir de la crisis pero la experiencia demuestra que jamás ha habido una economía que haya salido de una crisis con políticas como las que se nos imponen desde la UE. [...] Hablan de recortes y de austeridad pero nos engañan. El pacto incluye no legislar contra la existencia de auténticos agujeros negros de la economía como son las numerosas y crecientes exenciones y deducciones fiscales a las rentas más altas que merman la recaudación en porcentajes crecientes.
En Europa no hay solidaridad. Unos crecen y otros se hunden. El Tratado de Maastricht marcó una senda para consolidar la dictadura del capital sobre el trabajo. El Pacto del Euro y su inmediato desarrollo lo han acentuado con la complicidad de los gobiernos, grandes partidos y sindicatos. Hasta que los europeos digamos basta.
En "Autogestión", nº 94, junio-julio 2012, pág. 3-4. (El subrayado es mío).
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