lunes, 31 de mayo de 2010

Luis Rosales - Centenario de su nacimiento


LUIS ROSALES CAMACHO, poeta y ensayista andaluz, granadino, perteneciente a la denominada Generación del 36, de la que, en cierto modo, fue su cabeza visible, dejó un fecundo y brillante legado poético en el que se aprecia un profundo sentimiento religioso y gran preocupación por el lenguaje. Fue un poeta de gran influencia para las generaciones que le sucedieron. Su obra fue reconocida en 1982 con el Premio Cervantes, el galardón literario más importante de las letras españolas e hispanoamericanas.

Nació en Granada el 31 de mayo de 1910 y falleció en Madrid el 24 de 1992.

"...creador profundo que se balancea entre las denominadas generaciones del 27 y el 36. Considerado como el poeta de lo cotidiano, este humanista militante tiene en su haber una obra renovadora y libre, de hondo aliento intimista, en la que el detalle rutinario y aparentemente insignificante se reviste de un rico atuendo poético." (Rosa Torres, Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, en 'Luis Rosales. Ayer vendrá. Poemas escogidos (1935-1984), editado con motivo del Día del Libro por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía), cumpliría 100 años.

En su obra, que abarca el periodo histórico de la posguerra, se aprecia una evolución desde el clasicismo a un estilo propio y cercano al vanguardismo surrealista, así, en ella suelen distinguirse dos periodos: uno en el que se muestra más preocupado por cuestiones estéticas y otro de experimentación vanguardista.

Se habla de la poesía de Luis Rosales como la "poesía de lo cotidiano". El amor aparece en toda su obra de una forma sosegada y tranquila, así como la memoria y el recuerdo. Además, el sentido religioso caracteriza el periodo de posguerra.

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sábado, 1 de mayo de 2010

Miguel Hernández y 1º de mayo


1º DE MAYO DE 1937

NO SÉ QUÉ sepultada artillería
dispara desde abajo los claveles,
ni qué caballería
cruza tronando y hace que huelan los laureles.

Sementales corceles,
toros emocionados,como una fundición de bronce y hierro,
surgen tras una crin de todos lados,
tras un rendido y pálido cencerro.

Mayo los animales pone airados:
la guerra más se aíra,
y detrás de las armas los arados
braman, hierven las flores, el sol gira.

Hasta el cadáver secular delira.

Los trabajos de mayo:
escala su cenit la agricultura.

Aparece la hoz igual que un rayo
inacabable en una mano oscura.

A pesar de la guerra delirante,
no amordazan los picos sus canciones,
y el rosal da su olor emocionante,
porque el rosal no teme a los cañones.

Mayo es hoy más colérico y potente:
lo alimenta la sangre derramada,
la juventud que convirtió en torrente
su ejecución de lumbre entrelazada.

Deseo a España un mayo ejecutivo,
vestido con la eterna plenitud de la era.
El primer árbol es su abierto olivo
y no va a ser su sangre la postrera.

La España que hoy no se ara, se arará toda entera.