domingo, 24 de junio de 2012

Raza, unicidad, origen

Hace unas semanas terminé de leer La historia más bella del mundo. Los secretos de nuestros orígenes, Hubert Reeves, Joël de Rosnay, Yves Coppens y Dominique Simonnet. 11ª ed., Barcelona, Anagrama, 2008. Un periodista, Dominique Simonet, interroga a tres científicos y divulgadores: Hubert Reeves, astrofísico, Joël de Rosnay, biólogo, y al paleoantropólogo Yves Coppens; con cada uno de los cuales trata de esclarecernos los secretos de nuestros orígenes desde su parcela: el universo, la vida, el hombre, respectivamente.

Entre tantas cosas interesantes señalé, pensando en la escuela, lo que reproduzco a continuación (la negrita es mía).

Dominique Simonnet: La especie humana se diversifica enseguida. ¿Tiene sentido el concepto de raza?

Yves Coppens: No. En la terminología botánica o zoológica, una raza es una subespecie. Esto es abusivo en el caso del hombre: todos somos sapiens sapens. Es verdad que que hay poblaciones en el seno de las cuales los individuos están más próximos unos de otros que todos ellos de otras poblaciones, pero no hay razas humanas.

[...]

Dominique Simonnet: ¿Cómo definir entonces al ser humano? ¿Por la conciencia? ¿Por el amor?

Yves Coppens: Por la emoción, indiscutiblemente. Pero sobre todo por la conciencia de la muerte, que se sitúa en un grado superior de reflexión. Lo esencial, para mí, de la definición de la conciencia reflexiva sería advertir que cada uno es único y no puede ser reemplazado, que la desaparición de un ser es un drama sin retorno. [...]

Dominique Simonnet: ¿Y cuál sería, entonces, la lección de esta larga historia?

Yves Coppens: [...] poseemos un solo origen: somos todos de origen africano, nacidos hace tres millones de años, y esto nos debería impulsar a la fraternidad. También hay que recordar que el hombre surgió lentamente del mundo animal, después de una prolongada lucha contra la naturaleza, imponiendo la cultura contra un innato determinismo. [...] Fue necesaria toda la evolución del universo, de la vida y del hombre para que pudiéramos adquirir esta frágil libertad que hoy nos concede la dignidad y la responsabilidad que tenemos.

No hay comentarios: