martes, 8 de junio de 2010

Hoy no voy a la huelga


Hoy, yo no iré a la huelga, toca apretar el culo y los dientes, hay que ser solidario con quienes tienen menos, o poco, o nada; si hay que pagar el sinsentido absurdo de la forma de vivir que nos han vendido y ofrecido, pues nada, que sea, aunque la gran mayoría no tengamos responsabilidad sobre la situación en que vivimos, mejor que paguemos quienes tenemos que no que paguemos todas y todos, con lo que quedarían incluidos quienes poco o nada tienen.

Tengo trabajo, soy funcionario y, para colmo, maestro, casi nada... ¡y no tengo deudas! (claro que nada tengo, o casi nada -a lo material me refiero-, que no es lo mismo pero viene a ser igual, pues no he entrado en el juego del monoply especulating y no demasiado en el del consumismo, me conformo con lo que tengo).

Aquí estoy, a pesar de la extrañeza levantada por mi decisión en el claustro de mi colegio, faltando a una cita con una huelga, yo, que no suelo faltar a ellas. Y es que, esta vez, la cosa me parece seria. Puedo equivocarme al reclamar, por ejemplo, la retirada del reglamento de los centros, pero, con la que está cayendo, me parece inapropiada esta huelga, al menos casi tanto como la cantidad que dicen que nos cuestan los sueldos, vitalicios o no, de políticos que a duras penas aparecen por el escenario político y si lo hacen es para hacer bulto y no despegar el pico -no sea que tengan que abandonar el escaño y buscar trabajo-; casi tanto como las subvenciones que dicen que reciben los sindicatos que deberían, a mi juicio, haber estirado antes el cuello; casi tanto como que se den ayudas a los bancos en lugar de a la ciudadanía para que salden sus cuentas con aquéllos -con lo que hubiesen ganado las dos partes afectadas-; casi tanto como la prima que se llevarán los futbolistas de la selección española si ganan el mundial (a mí, por hacer mi trabajo, la prima que me van a dar ¡va a ser negativa! y eso que gano); casi tanto como la cantidad que el PP dice que hay que tener para ser considerado rica o rico -que no puedo citar, de exagerada que me pareció la he olvidado-, si por debajo de esa exorbitante cantidad se consideran de clase media, entonces yo, que hasta ahora era de clase media, qué seré, a qué clase pertenezco... coño, claro, ya lo tengo, ¡calcetín!, soy de la clase calcetín, o ellas y ellos son de clase panty y no lo quieren decir.

En fin, casi tanto como casi todo lo que viene pasando desde hace un buen número de años. Y, sí, es verdad, los responsables puede que sean ellas y ellos, pero nosotras y nosotros, aunque perdamos algo, no podemos hacer que paguen por ello quienes nada tienen que perder porque apenas les queda nada que perder.

Sí, estamos jodidos, pero nobleza obliga, a cualquiera se le llena la boca con la palabra solidaridad, y a mí como a la y al que más.

¡Movimiento y andando!

Contad conmigo para una huelga general para protestar por el abaratamiento de los despidos y normas por estilo que parece se quieren pactar.

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