jueves, 28 de mayo de 2009

XXI: Siglo de la ecología

Tengo, últimamente, la costumbre de releer, ¿por qué? ¡vaya usted a saber! La verdad es que no es nueva, esta costumbre me refiero, lo que tiene de nuevo es la iteración, la insistencia. En otras ocasiones releía alguna, o algunas partes, incluso un libro entero, pero luego pasaba a algo nuevo y transcurría algún tiempo, bastante, antes de releer otro. Desde hace algún tiempo, este curso (escolar, no político), sin embargo, tengo que tener, parece una necesidad, varios libros en danza, algo nuevo y algo viejo... No, no voy a decri y algo azul.

Ahora le ha tocado turno al libro que da título a esta entrada XXI: Siglo de la Ecología, de Joaquín Araújo, y que lleva el sugerente subtítulo de Para una Cultura de la Hospitalidad -editorial Espasa Calpe. Madrid, 1996-, que fue finalista del Premio Espasa Hoy en ese año.

Esta mañana me he encontrado con esto, en la página 89, que me ha recordado situaciones recientes:

Con todo, resulta manifiestamente clara la incapacidad del medio natural para absorber nuestras obsesiones de expansión. Lo afirma un diagnóstico científico aceptado por cualquiera medianamente informado. "La utilización humana de muchos recursos esenciales y la generación de muchos tipos de contaminantes han sobrepasado ya las tasas que son físicamente sostenibles. Sin reducciones significativas en los flujos de materiales y energías, habrá en las décadas venideras una incontrolada disminución per cápita de la producción de alimentos, el uso energético y la producción industrial", nos recuerda Meadows en su Más allá de los límites del crecimiento.

Decía que me ha recordado otras situaciones recientes, sí. Se puede tildar de catastrofista la opinión del autor, no sé, quizá para una parte sí, pero igual pasaba con el tema de la construcción, eran bastantes, muchas, las voces que venían anunciando que no era posible que el estado de las cosas aguantase mucho tiempo y se las tildaba de agoreras... Hasta que nos ha explotado en las mismísimas, y ahora, tanto quienes nos han abocado a esa situación como quienes no tuvimos nada que ver -más alla de callar y/o sólo protestar en conversaciones de bar- tenemos que pagarlo, aunque, como siempre, hay quien ha sabido guardar la ropa.

Así, llegará un día en que se cumpla el pronóstico sobre las reservas naturales y el estado del medio que nos rodea, ya sea entorno mediato o inmediato...

A mi alumnado suelo ponerles un ejemplo, bastante claro creo, que suele dejarlo sorprendido al principio: propongo que piensen qué pasaría si toda persona que vive en la India utilizase papel higiénico... Casi mil doscientos millones de personas que, en su mayoría, no lo utilizan por razones económicas -un rollo viene a suponer casi el salario diario de aproximadamente el 75 % de la población- y/o culturales. Por no hablar de y añadir China y los países árabes, otro montón de millones de culos huérfanos de papel.

¿Veis la montaña?

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