sábado, 30 de mayo de 2009

Método de selección y reconciliación política


En este caso no es relectura, simplemente que ayer viernes tomé de la biblioteca del centro algunos libros con el fin de, durante el fin de semana, hacer alguna referencia o proponer alguna actividad con alguno de ellos en el blog de la biblioteca escolar -que administro-.

Uno de esos libros fue Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, en la edición de la colección Tus libros, de Anaya -1ª edición en esa colección, Madrid, enero 1982-.

Lo abrí y mire usted por donde me encuentro con lo siguiente, puedo prometer y prometo que así sucedió -¿casualidad o causalidad?, yo tiendo siempre a inclinarme por lo segundo-..., página 207, explica cómo reconciliar a los partidos de un país cuando andan a la greña:

"...ofrecía un invento maravilloso. He aquí el método: se toman cien dirigentes de cada partido y se mezclan por parejas tales que las dos cabezas sean del tamaño más aproximado posible; que luego dos diligentes operadores sierren al mismo tiempo el occipucio de cada pareja de tal modo que los dos cerebros queden unidos de la misma manera; intercambiándose los occipucios así cortados, aplicando cada uno a la cabeza del colega del otro...".

Y claro, tuve que seguir, en la página siguiente, no pude resistir intentar satisfacer mi natural curioso, en la que da la explicación:

"...Pues razonaba así: Que dejando que las dos mitades de cerebro discutieran el asunto entre sí en el recinto de un solo cráneo, pronto llegarían a algún entendimiento, y producirían aquella mesura y uniformidad de pensamiento que tanto se ansía ver en las cabezas de quienes imaginan que sólo han venido al mundo a contemplar y gobernar sus movimientos; y en cuanto a aquello de que los cerebros de los jefes de partido difieren en cantidad o calidad, el doctor nos aseguraba, apoyándose en sus acontecimientos, que era pura bagatela."

Y vine al principio del capítulo, para saber dónde me encontraba y de qué trataba.

Resulta que el viajero está de visita en Balnibarbi, donde es recibido en la escuela de proyectistas políticos, lugar en que lo pasa bastante mal pues los profesores de la misma estaban totalmente fuera de sus cabales:

"...Andaban aquellos infelices discurriendo planes para persuadir a los monarcas a elegir a sus privados en razón de su sabiduría, capacidad y virtud; para enseñar a los ministros a tener en cuenta el bien público; para recompensar el mérito, los grandes talentos y los servicios notables; para instruir a los soberanos a que sepan cuáles son sus verdaderos intereses, haciéndoles ver que se apoyan en los mismos cimientos que los de su pueblo;... y otros muchos imposibles y quiméricos dislates que nunca antes cabeza humana fue capaz de concebir..."

Como se ve, todo ya superado hace tiempo, por lo que pido humildes disculpas por lo innecesario de la cita, sólo buscaba divertimento y disfrutar compartiendo el satírico humor de Swift.

(Capítulo 6 de la Tercera Parte, Viaje a Laputa, Balnibarbi, Glubbdubdrib, Luggnagg y Japón).

No hay comentarios: