domingo, 14 de octubre de 2007

Ciudad versus pueblo.

Estoy hasta las/los mismísimas/mismísimos (no es por la corrección política del lenguaje) de que nos traígan la ciudad a los pueblos, a los campings o campinges y, sobre todo, al campo.

Reivindiquemos la excelencia de la ciudad: comunicaciones fáciles, servicios de ocio a tutiplén, diversión a raudales y/o mantas, sanidad a mano, comercio a la puerta del coche, ruido a mansalva, y un largo, larguísimo, etcétera que hace las delicias de las-os 'ciudaderinas-os' y "ciudadófilas-os"... (ante todo, que no se me olvide, lenguaje políticamente correcto).

Dejadme en paz, llamadme pueblerino... (y, si gustáis, -ina, no me ofendo, pero no es, en este caso, ni lingüística ni políticamente correcto) y marchaos a vuestra ciudad, o asumid la vida en el pueblo, en el camping y en el campo, como es... como tiene que ser.

Falta un día para el Día de Acción del Blog.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un viejo monarca,hace, muchos,muchos años, le comunicó a su gran chambelain que su hijo se iba a dedidar a la horticultura y que su gran reino se iba a quedar sin regidor pués no soportaba las tensiones y disputas de palacio. Triste y sin fuerzas se retiró a sus aposentos reales para intentar descansar pero al cabo de una hora se despertó sudoroso escuchando voces siniestras que le provocaban gran zozobra. Intentó descubrir la causa de su angustia cuando la puerta de la habitación comenzó a abrirse y de pronto apareció el pastelero real ofreciendole unas ensaimadas. Y así fué como su reino se fué al carajo.

Quasiangel dijo...

Anónimo:
Disculpa por no publicar tu comentario antes, trabajo y familia me han mantenido bastante ocupado, hacía bastantes días que no había entrado en el blog.
La verdad es que estoy un poco espeso después de las vicisitudes de estas últimas semanas y, para ensaimada la mía..., no entiendo lo que quieres decir.