miércoles, 29 de agosto de 2007

Ella no sabe quién soy

Un hombre de cierta edad llegó a una clínica para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa y, mientras le curaban, le preguntaron qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Él dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzeimer muy avanzado. Mientras acababan de vendarle la herida, le preguntaron si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
- No -dijo-, ella no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le preguntaron extrañados:
- Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Sonrió y, dándo una palmadita en la mano de quien lo curaba, dijo:
- Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Alguien dejó escapar una lágrima...
Esa es la clase de amor que quiero para mi vida.
El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es...

Desconozco su autor, pero merecía ser compartido ¿no?

1 comentario:

El Secretario dijo...

Así es. Merecía ser compartida esta hermosa historia de amor, más allá del tiempo y del conocimiento.

Un abrazo.